miércoles, 7 de marzo de 2012

Ansiedad en niños

La ansiedad es una emoción normal. Todos la hemos sentido y nos ayuda a afrontar situaciones de tensión en la vida. La ansiedad mejora nuestro comportamiento en esas circunstancias y contribuye a que las superemos. Pero hay ocasiones en que el nivel de ansiedad es demasiado alto, tanto en adultos como en niños. La ansiedad aparece en demasiadas situaciones e impide que los niños se las arreglen con las actividades cotidianas. Se preocupan por cosas antes de que sucedan y se sienten ansiosos acerca de su familia y amigos. A veces, su autoestima es muy baja y creen que no pueden lograr lo que se espera de ellos. Pueden tener pesadillas y problemas para dormir, dolores de cabeza y de estómago, problemas para concentrarse, dificultades para respirar, etc. 

Un ataque de pánico no es otra cosa que un ataque de ansiedad aguda. En un niño, el ataque de pánico aparece cuando el temor es extremadamente intenso. Muchas veces existe un desencadenante del ataque, pero en otras ocasiones es imposible saber lo que ha ocurrido. El niño pierde el control de sí mismo, siente un miedo muy intenso, tiembla, tiene náuseas, le cuesta respirar y empieza a hiperventilar.Normalmente, los niños optan por la retirada y empiezan a evitar personas y situaciones porque no saben cómo enfrentarse a un ataque de pánico. A veces quieren quedarse en casa y no ver a nadie, salvo a sus padres.

Lo primero que hay que hacer es reconocer el ataque de pánico. Luego puede solicitar consejo médico, para asegurarse de que no hay otro problema de salud que cause los síntomas. 

Quizá le prescriban medicación a su hijo. Los fármacos psiquiátricos en niños tienen muchos efectos secundarios y problemas generados por la retirada. Algunos se han asociado con pensamientos suicidas en jóvenes. Intente informarse todo lo que pueda sobre las medicinas que le han prescrito a su hijo para tomar una decisión con criterio. 
 
Muchos médicos creen que es mejor iniciar la intervención con psicoterapia y añadir más tarde medicación si es necesario. 

Los padres también pueden ayudar a sus hijos. Pueden enseñarles a respirar y relajarse cuando se enfrenten a determinadas situaciones de tensión. Las técnicas de respiración diafragmática pueden ser útiles para conseguir esto. 

Asimismo, los padres pueden enseñar a sus hijos a aceptar la incertidumbre, ya que es imposible eliminarla. Al mismo tiempo, la incertidumbre no debiera llevar siempre a pensamientos negativos sobre los posibles resultados de una actividad. Quizá no sea así, y siempre merece la pena intentarlo. 

Promueva la actividad física en los niños. El ejercicio reduce los niveles de ansiedad y pueden pasárselo muy bien. Quizá apuntándose a un equipo deportivo o simplemente jugando con ellos o yendo en bicicleta.Los niños necesitan dormir suficiente. Cuando están cansados, las preocupaciones parecen mayores y no tienen bastante energía para manejarlas.Y no evite las situaciones que desencadenan su ansiedad. Lo que es más, haga que sean conscientes de cuándo ellos mismos las están evitando. Las técnicas de evitación empeoran las cosas, ya que la siguiente vez que tengan que afrontar la situación, el miedo y la ansiedad serán más intensos. Lo mejor que puede hacer es ayudarles a arreglárselas con lo que genera el problema e intentar reducir el nivel de ansiedad para que, la próxima vez, se sientan menos ansiosos. 

Y haga saber a su hijo que siempre estará ahí para ayudarle a manejar su ansiedad.
Pascual Navarro Marquez

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